Apnea

Imagen cedida por Pedri¿Qué es la Apnea?

Con demasiada frecuencia y sin motivo se subestima la apnea. En efecto, no es raro oír decir: «hago sólo apnea», pero ojo aunque parezca fácil contener la respiración y sumergirse, además de lo complicado que resulta su practica llevada a buen término, puede ser peligroso sin un mínimo de preparación teórico y práctica. Pero, ¿qué significa hacer apnea? El término apnea indica la suspensión voluntaria de la respiración. El metabolismo de nuestro cuerpo continúa también durante la apnea. Ello significa que incluso cuando contenemos la respiración las células de los tejidos del cuerpo siguen quemando oxígeno (O2) y produciendo anhídrido carbónico (CO2). Hacer que una persona permanezca en apnea es en cierto modo poner a funcionar un motor bajo una campana de vidrio; tarde o temprano es necesario retirar la campana si no se quiere que el motor se detenga por la excesiva acumulación de gases de desecho y por la falta del oxígeno necesario para la combustión. Ahora bien, por lo que se refiere al cuerpo humano, la cantidad de oxígeno consumida y la de anhídrido carbónico producida depende por un lado de las características físicas de cada individuo y por otro de ciertas condiciones del entorno. No obstante para todos, después de un período de tiempo determinado, surge la llamada “Hambre de Aire”, es decir, una irrefrenable necesidad de respirar. Generalmente, el hambre de aire se advierte como un creciente estado de intolerancia, acompañado a menudo de estímulos musculares en la zona del costado y del diafragma, las conocidas contracciones diafragmáticas que son la señal de alarma que advierte que se esta a punto de superarse los límites de la tolerancia física ante el estado de no recambio del aire en los pulmones. Interrumpir la apnea cuando aparecen los primeros estímulos diafragmáticos en una regla inaplazable para nuestra seguridad.